martes, 17 de enero de 2012

Estudio denuncia banalización de los efectos del divorcio en los menores


Una encuesta europea revela el daño causado a la primera generación víctima de las rupturas conyugales y denuncia que expresar que los niños y niñas sufren enormemente como consecuencia del divorcio se ha convertido en algo casi tabú.
En el estudio realizado por la ONG francesa Union des Families en Europe le preguntaron a 1137 personas de entre 18 y 56 años que cómo habían afrontado el divorcio de sus progenitores, a lo que una aplastante mayoría del 88% de ellos contestó que el divorcio había tenido efectos a largo plazo sobre su personalidad. Algunos declararon que habían desarrollado miedo a ser abandonados, otros que carecían de confianza y otros que habían sufrido estados depresivos. De acuerdo con el diario Le Figaro, entre las respuestas típicas se encuentran “Cargo con un opresivo sentimiento de culpabilidad” y “Tengo miedo de perderlo todo de un día para otro.”. En contraposición a esta vivencia, otros encontraron aspectos positivos en la situación, como “Ahora puedo adaptarme a cualquier situación nueva “y” me ayudó a madurar como persona con mayor rapidez. ”
El portavoz de la asociación, Dominique Marcilhacy, opina que decir que los niños y niñas sufren enormemente la ruptura de la relación de sus padres se ha convertido casi en tabú y alerta del peligro del mito del “divorcio feliz”, que banaliza los efectos de la ruptura en los menores partiendo del hecho de que sus progenitores hayan logrado un divorcio de mutuo acuerdo y que les vaya bien. Y es que, en su opinión, el que los padres lleven medianamente bien el divorcio no quiere decir que los hijos no lo sufran, y acusa a los padres y a la sociedad de no prestarle más atención a dichas consecuencias, con el objetivo de evitar el sentimiento de culpa.
Entre los datos relevantes de la encuesta en Infobae.com se encuentra que el 48% de los encuestados afirmó que el divorcio de sus padres había tenido un efecto en sus propias relaciones sentimentales; que el 41% de ellos afirma haber entrado prematuramente en la vida laboral con la consiguiente ansiedad e inestabilidad; que el 40% de los encuestados no ha mantenido un lazo regular con el cónyuge que no tuvo la guarda, generalmente el padre; y que el 56% de ellos se han sentido desmotivados en los estudios y han tenido consecuencias en el ámbito académico.

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