lunes, 30 de enero de 2012

Ocho de cada diez familias que recurren a la mediación llegaron a un acuerdo

Ocho de cada diez familias que recurren a la mediación llegaron a un acuerdo |

30-01-2012 / 12:50 h
Vitoria, 30 ene (EFE).- Ocho de cada diez familias que recurren a los servicios públicos de mediación familiar por problemas de convivencia alcanzan un acuerdo sobre la situación que les llevó a este servicio dependiente del Departamento de Empleo y Asuntos Sociales del Gobierno Vasco.
La consejera del área, Gemma Zabaleta, ha inaugurado hoy los nuevos locales del servicio de Álava, en Vitoria, que es atendido por tres profesionales.
El Gobierno Vasco ya había sumido la titularidad del servicio desde 2010, pero en los dos últimos años ha sido el Ayuntamiento de Vitoria el que ha venido realizado estas labores de mediación por medio de una encomienda de gestión.
El 1 de enero pasado finalizó esa encomienda y el servicio de la capital alavesa pasó a ser gestionado directamente por el Gobierno Vasco, como en Bilbao y San Sebastián.
El Departamento de Empleo y Asuntos Sociales ha facilitado unos datos en los que se constata que este alto grado de acuerdo en las familias que acuden a estos servicios en muchos casos evitó la vía del contencioso.
El 95 por ciento de las mediaciones realizadas por los trabajadores del servicio tuvo su origen en los conflictos de ruptura de pareja.
El resto se debieron a conflictos familiares relacionados con la convivencia familiar, como personas en situación de dependencia, relación con nietos, conflictos por herencias, negocios o de convivencia.
Zabaleta ha explicado que la apertura de este nuevo local supone el cumplimiento del objetivo de dotar a los tres territorios históricos de servicios públicos de mediación "con criterios unificados".
En Bizkaia este servicio lleva funcionando desde el año 1996 en Bilbao, mientras que el de Gipuzkoa se inauguró en julio de 2010 en San Sebastián.
El de Mediación Familiar es un servicio público, gratuito y voluntario que está a disposición de las personas con un conflicto familiar, ya sea por ruptura de la pareja o por otras circunstancias surgidas en el entorno familiar.
El acceso al servicio se inicia mediante una solicitud por escrito a petición de ambas partes de común acuerdo o a instancia de una de ellas, aunque también es posible la derivación por parte de los servicios sociales o de Osakidetza.
Hasta el 1 de octubre del año pasado, los servicios de mediación familiar en la Comunidad Autónoma Vasca abrieron un total de 824 expedientes, de los cuales 480 correspondieron a Bizkaia, 206 a Gipuzkoa y 138 a Álava.
Del total de expedientes, 458 se convirtieron en actuaciones de mediación y el resto se quedaron en consultas o en los trámites previos al trabajo de los servicios.
De las actuaciones desarrolladas, 437 se debieron a conflictos surgidos por rupturas de la pareja y únicamente 21 por otro tipo de conflictos familiares.
Zabaleta ha explicado que éste es un servicio "imprescindible y eficaz" que trata de "prevenir, aliviar o solucionar" un conflicto familiar antes de que llegue a su máxima gravedad, como es una situación de violencia.
Ha defendido el mantenimiento de este tipo de prestaciones porque son "políticas centradas en las necesidades de las personas" y ha agradecido a las instituciones que antes que el Gobierno Vasco, en el caso de hoy al Ayuntamiento de Vitoria, han estado desempeñando este trabajo.
Soraya Loza, coordinadora de los servicios de mediación de Euskadi, ha explicado que mayoritariamente las familias que acuden a estos servicios son las denominadas comúnmente tradicionales, de dos cónyuges e hijos, pero que cada vez hay más casos de modelos de familias diferentes y de numerosas culturas y países de procedencia de sus miembros. EFE

Solución a los conflictos familiares: ¿por vía judicial o por mediación familiar?

Solución a los conflictos familiares: ¿por vía judicial o por mediación familiar?

Los “Medios Alternativos de Solución de Conflictos” (como la mediación, la negociación, la conciliación y el arbitraje) se hacen cada vez más habituales y necesarios y generan un cambio positivo en el pensamiento de los ciudadanos y de los operadores de la justicia, porque ayudan a crear una “cultura a favor del no litigio” sino de la “solución consensuada” de los conflictos. El conflicto aparece como la manifestación de un problema que necesita una solución conducente a buscar alternativas que resuelvan y atiendan las necesidades de todos los implicados, con el fin de adoptar un acuerdo satisfactorio, duradero y estable para todos.
Los conflictos familiares son conflictos interpersonales que afectan a todos los individuos de la propia familia, ya que sus miembros tienen en común una historia compartida. La mediación familiar es una muy deseable forma de resolución de conflictos y su implantación en España ha sido muy positiva y creciente en el ámbito de las relaciones familiares y de las crisis matrimoniales y de pareja, extendiéndose a otros contextos como las herencias y sucesiones, la obligación de alimentos, la adopción, la guarda y custodia de los hijos, el régimen de visitas de los abuelos, la pensión compensatoria, las separaciones de bienes o de cuerpos, la atribución de la vivienda familiar, etc.
En la Ley 15/2005, de 8 de julio, por la que se modificó el Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de separación y divorcio, se señala en su exposición de motivos que “… las partes pueden pedir en cualquier momento al Juez la suspensión de las actuaciones judiciales para acudir a la mediación familiar y tratar de alcanzar una solución consensuada en los temas objeto de litigio. La intervención judicial debe reservarse para cuando haya sido imposible el pacto, o el contenido de las propuestas sea lesivo para los intereses de los hijos menores o incapacitados, o uno de los cónyuges y las partes no hayan atendido a sus requerimientos de modificación. Sólo en estos casos deberá dictarse una resolución en la que se impongan las medidas que sean precisas…”
La mediación familiar está demostrando en todo el mundo muchas ventajas como la descongestión de los Tribunales y Juzgados, la celeridad y economía de tiempo y de dinero, el incremento de la participación de los actores del conflicto y la capacidad que tienen todos ellos de asumir su propia responsabilidad personal en la solución del problema. Esto no quiere decir que la mediación familiar sustituya a los Tribunales de Justicia, pero sí que puede “descargarlos” de algunos asuntos que pueden resolverse extrajudicialmente.
En la misma exposición de motivos de la ya citada Ley 15/2005, de 8 de julio, se hace una referencia a las ventajas que conlleva la mediación familiar: “… Con el fin de reducir las consecuencias derivadas de una separación y divorcio para todos los miembros de la familia, mantener la comunicación y el diálogo y, en especial, garantizar la protección del interés superior del menor, se establece la mediación como un recurso voluntario alternativo de solución de los litigios familiares por vía de mutuo acuerdo con la intervención de un mediador, imparcial y neutral…”
En demasiadas ocasiones, vemos a las partes más preocupadas en negociar en términos de ganar o perder. Cuando las partes solicitan el servicio de mediación, se sorprenden de que el mediador les explique que se trata de buscar la solución que sea mejor para todos los implicados y que lo importante es que todos ganen. Resulta difícil pensar que no existe un ganador y un perdedor cuando estamos ante un proceso de mediación familiar, que todos pueden escuchar y comprender lo que dice el otro y pasar de un “esquema” vencedor y vencido, fuerte y débil, ganador y perdedor, a un plano de igualdad de condiciones para hablar, para ser escuchado y para ser valorado en sus pretensiones.
Las partes constituyen el elemento subjetivo del proceso de mediación y pueden serlo los cónyuges, las parejas de hecho, los padres-hijos, los hermanos, los abuelos, etc. La mediación familiar se deriva de la autonomía de la voluntad de las partes, la cual tiene aplicación dentro de la órbita familiar y actúa con unos límites que son la ley, la moral y el orden público. Es por esto que en temas como alimentos, herencias, emancipación, capitulaciones matrimoniales, algunos efectos personales del matrimonio como la elección del domicilio familiar, el convenio regulador en crisis matrimoniales o de pareja con hijos, el derecho de visitas con abuelos y otros parientes del hijo menor y ciertas cuestiones relativas a instituciones como la tutela y la adopción, los interesados pueden beneficiarse de este medio de resolución de conflictos. Ocupará siempre un lugar central el interés del menor en el proceso de mediación familiar.
Obviamente, al hablar de la autonomía de la voluntad de las partes, de su capacidad de buscar soluciones a un problema y de comprometerse a cumplirlas, es impescindible que los implicados en la mediación reúnan ciertos requisitos personales referentes a su capacidad volitiva, intelectiva, afectiva y psíquica. Sin una capacidad plena es imposible o desaconsejable negociar, pactar o conciliar soluciones. Por ejemplo, sería imposible y desaconsejable en los casos de malos tratos o de violencia intrafamiliar. Es por esto que la mediación no es la “panacea”, pues para que sea eficaz ha de desarrollarse en un marco de voluntariedad, imparcialidad, neutralidad, confidencialidad, profesionalidad, buena fe, flexibilidad, confianza y respeto, buscando el bien del menor y de la familia.
A la mediación se suele acudir antes de iniciar el procedimiento judicial, aunque también puede tener lugar durante la tramitación del mismo, por derivación del juez o por petición de las partes. Cabe igualmente la mediación una vez finalizado el proceso judicial, en lo que respecta a la ejecución de la sentencia.
La imparcialidad del mediador y su necesaria formación, además de la confidencialidad del proceso, conlleva muchas garantías para la correcta resolución de los conflictos familiares. Las Comunidades Autónomas tienen en alta consideración la institución de la mediación familiar, por ser un instrumento de paz social en apoyo a la familia. El mediador no es quien toma las decisiones sino que son los implicados en el conflicto familiar los que las toman y las asumen plenamente.
El mediador imparcial es el que lleva a que se preserve la igualdad de las partes sin asumir la posición de ninguna de ellas y con el máximo respeto de los intereses de las mismas. Es por esto que el mediador debe abstenerse de intervenir no sólo en los casos en que tenga conflicto de intereses con las partes, sino también en aquéllos en que exista o haya existido relación personal o profesional con alguno de los sujetos que asisten a la mediación, pudiendo ser recusado por estas mismas razones. La confidencialidad en el proceso de mediación supone la obligación de mantener la reserva sobre el desarrollo y contenido del mismo. La calidad del proceso de mediación depende, y en mucho, de la cualificación y profesionalidad del mediador que la lleve a cabo.
La mediación familiar es un proceso no jurisdiccional o extrajudicial de gestión y resolución pacífica de conflictos familiares. Los actos jurídicos realizados a lo largo del proceso de mediación tienen distinto alcance. Así, tras la sesión informativa, y si es la voluntad de las partes, tendrá lugar el contrato de mediación por el que los participantes y el mediador asumen sus condiciones, incluyendo la satisfacción de los honorarios del mediador. Las partes tienen la posibilidad de elegir al mediador. La mediación concluye con la firma del contrato por los miembros de la relación familiar en conflicto, el cual contiene los acuerdos a los que aquéllos hayan llegado respecto de la cuestión objeto de controversia y les obligará en lo que hayan suscrito, siempre que concurran los requisitos necesarios para la validez de los contratos. Una vez que las partes han llegado a concretar acuerdos, pondrán en disposición de la autoridad judicial los mismos para obtener su validación.
Las partes deben sentir que el mediador entiende los aspectos críticos y la dinámica de las relaciones familiares y que les ofrece un camino para avanzar en la resolución de su conflicto. Pero ha de tratarse de un camino compartido: el mediador es alguien que camina junto a la familia durante el proceso. No es alguien que simplemente interviene desde fuera; su actitud debe ser sensible y respetuosa y, especialmente, debe facilitar una comunicación eficaz que permita un diálogo entre los familiares.
En definitiva, para resolver un conflicto familiar se puede escoger entre la vía extrajudicial de la mediación familiar o la vía judicial, con la gran diferencia de que en la mediación son las partes las que voluntaria y pacíficamente resuelven, deciden y solucionan entre sí y por mutuo acuerdo su conflicto. Mientras que en un proceso judicial el que decide es el Juez por medio de una sentencia, puesto que lo que no han podido ni querido resolver las partes entre sí en un conflicto familiar, lo resolverá el Juez mediante la sentencia impositiva. Lo cierto es que en estas cuestiones, los Abogados que nos dedicamos al derecho de familia hacemos un gran papel en la medida en que realicemos en nuestros despachos una tarea más conciliadora, negociadora y mediadora que contenciosa.

sábado, 28 de enero de 2012

La mediación familiar elimina el 30% de las guerras de pareja

La mediación familiar elimina el 30% de las guerras de pareja

Encarna Maldonado / Málaga | Actualizado 28.01.2012 - 01:00
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El magistrado José Luis Utrera, pionero en España en promover la mediación judicial en los procesos de familia.
 
Un tercio de las parejas que inician la separación judicial enfrentados concluyen su relación con un acuerdo amistoso gracias al servicio de mediación intrajudicial, que realizan gratuitamente voluntarios de cinco ONG de Málaga (Soluciona, Mediamos, Intermedia, La Mitad del Cielo y el Centro de Orientación Familiar). Este servicio de los juzgados de Málaga, pionero en España, comenzó a funcionar en 2000 y a partir de 2007 se integró plenamente en el sistema judicial como complemento para favorecer el consenso y el mutuo acuerdo en las separaciones.

El año pasado los juzgados de Málaga seleccionaron a 240 parejas que por sus características parecían susceptibles de mediación y las invitaron a seguir este programa. De ellas 152 acudieron a la primera sesión informativa con la psicóloga judicial María Ángeles Peña y 103 iniciaron el proceso de conciliación. Al final, 30 firmaron un acuerdo amistoso. Los psicólogos y abogados que prestan este servicio y que ayer se reunieron con los jueces de familia de Málaga resaltaron que lo más frecuente es que en cinco sesiones y en no más de dos o tres meses las partes en conflicto consigan resolver su separación amistosamente. El magistrado José Luis Utrera, titular del Juzgado de lo Civil número 5 de Málaga, resaltó que la bondad de este sistema es que abre las puertas a la pacificación de los conflictos incluso más allá del mero programa de mediación. "Muchos acuerdos se logran fuera del servicio porque el mediador planta una semilla que brota tiempo después". Tanto es así que Utrera subrayó que de cada tres parejas que acuden a los juzgados dos logran sellar un acuerdo, unas veces total y otras parcial.

José Luis Utrera puso de relieve la bondad que imprimen los acuerdos en los procesos de separación, tanto para las familias como para los propios juzgados. "La conciliación no resuelve el atasco judicial, pero sí ofrece cifra importantes y, sobre todo, ofrece soluciones de más calidad que las que damos los jueces con sentencias impositivas que no contentan a ninguna parte". Incluso cuando no se alcanza ningún acuerdo, los cónyuges que siguen el proceso de mediación elogian el servicio. "Hace unos días una pareja con dos hijos que no había conseguido un acuerdo me expresaba su satisfacción porque habían vuelto a hablarse después de seis meses".

Las discrepancias más fáciles de resolver a través de la mediación son las que tienen que ver con la guardia y custodia de los hijos, el régimen de visitas y la patria potestad. Por el contrario, las cuestiones económicas, relativas a las pensiones que se deben aportar para la manutención de los menores y a la liquidación de la sociedad de gananciales familiar, son las que ofrecen menos oportunidades para la conciliación. En realidad, la cuantía de las pensiones son el centro de los conflictos de entre el entre el 60% y 70% de las separaciones litigiosas que se dirimen en los juzgados.

Otro de los beneficios colaterales de la conciliación reside en un descenso acusado de la litigiosidad en los años sucesivos. Es más fácil que aquellos cónyuges que inician la separación con un acuerdo resuelvan sin grandes batallas los conflictos que surgen en el tiempo, mientras que las parejas que convierten su ruptura desde el primer día en un enfrentamiento sin cuartel vuelvan a reproducir el conflicto con posterioridad cada vez que se produce un cambio.

viernes, 27 de enero de 2012

La Mediación: su realidad

La Mediación: su realidad
 
Tengo un conflicto con un coheredero, un grupo de consocios en una empresa, un vecino, mi ex cónyuge, con un cliente o un proveedor, o con un profesional cuya actuación me ha generado daños. He tratado de negociar para resolverlo, pero ha sido inútil. ¿No tengo más remedio que acudir a los tribunales, aun sabiendo que eso fastidiará definitivamente nuestra relación? Así lo cree aún la mayoría de los españoles. Pero existe un procedimiento que puede dar respuesta satisfactoria a la mayor parte de estos problemas, de forma mucho más favorable para todas las partes: la Mediación.
El crecimiento de la conflictividad ante los tribunales, con su consiguiente colapso, es un fenómeno mundial, pero tiene mucha más incidencia en países como el nuestro, que no han desarrollado otros métodos alternativos para la resolución de los conflictos. Es significativo, por ejemplo, el dato de que España genera bastante más pleitos que Francia, con bastante menos población.
Ante este problema, se reclama por doquier el incremento de los fondos públicos destinados a la Administración de Justicia para acercar nuestra ratio a la de los países de nuestro entorno. Pero esa reclamación sin duda va a encontrar dificultades en un periodo de escasez de recursos y necesidad de recortes.
Creo que, en todo caso, una respuesta meramente “incrementalista” no va a ser suficiente, y que va a ser imprescindible el desarrollo del uso de otros procedimientos, más próximos y adecuados para resolver innumerables conflictos, como han hecho y siguen haciendo otros países desarrollados de nuestro entorno. Uno de estos procedimientos, que sin duda va a tener gran protagonismo, será la Mediación.
En la Jornada sobre la Justicia, que se celebró en el Colegio Notarial de Madrid el pasado mes de diciembre, varios ponentes sin embargo se mostraron escépticos respecto a la viabilidad de estas alternativas. Así, por ejemplo, el letrado Tomás González Cueto apuntó acertadamente a una cierta inmadurez de la sociedad española, poco acostumbrada a dialogar y negociar sobre las disputas, y con un sentido de sumisión al poder público que deriva en la convicción (digna heredera del viejo lema absolutista “vivan las caenas”) de que aquéllas se deban resolver sólo por la autoridad.
Comparto ese diagnóstico sobre el posible escepticismo de la sociedad civil sobre sus propias potencialidades, al margen del poder público, respecto a la resolución de los conflictos que en su seno se generan. Sin embargo, precisamente a superar este estado de inmadurez social puede contribuir notoriamente la Mediación.
Si echamos un vistazo a la Historia, cuando se proyectaba la construcción en España de los primeros “caminos de hierro” en los tiempos isabelinos no faltaron artículos en la prensa de la época oponiéndose a los mismos por el argumento de que los españoles, tan castizamente apegados a sus medios de transporte de tracción animal, jamás aceptarían subirse en tan innovadores artefactos. O, por no irme tan lejos, recuerdo también que, siendo yo niño, oía frecuentemente en las conversaciones de adultos a mi alcance que, a pesar de las virtudes de la Democracia, nunca podría aplicarse en España por no adaptarse bien aquélla a nuestra peculiar idiosincrasia. Y ya sabemos cómo fueron las cosas.
Hay por tanto motivos para desconfiar de esas posiciones de pesimismo antropológico. De verdad que no creo que exista entre los españoles algún tipo de tara que nos impida aceptar novedades cuando sus ventajas son evidentes.
Si la mediación está ya consolidada en muchos países y se extiende con rapidez por Europa, ello se debe a que es un procedimiento rápido, económico en coste y en tiempo, con un gran porcentaje de éxito (en la mediación facilitativa, la más extendida en España, los mediadores adecuadamente formados consiguen más de un 75% de acuerdos), y, sobre todo, que genera mucha más satisfacción a las partes en la resolución de sus conflictos que los sistemas judiciales tradicionales. Con la ventaja adicional de que mejora las relaciones y enseña a las partes nuevos cauces de diálogo que previenen futuros conflictos entre ellas (función preventiva).
¿Cuál es entonces la razón del evidente retraso en su implantación en España? Creo que, básicamente, el desconocimiento de esta procedimiento, no sólo entre la ciudadanía en general, sino incluso entre los propios operadores jurídicos. Desconocimiento que alimenta los recelos.
El inicial recelo de los jueces está ya claramente siendo disipado, pues son cada vez más los que la van conociendo y comprueban que es una aliada y un complemento útil respecto a la justicia tradicional. Pero creo que ese recelo subsiste en gran parte en la abogacía, que puede temer ver relegado su tradicional quehacer. Al respecto, la experiencia de otros muchos países, como el Reino Unido, nos muestra que los profesionales del Derecho pueden adaptarse rápidamente a este útil instrumento, donde su actuación puede ser imprescindible (el mediador en la mayoría de los casos no asesora jurídicamente a las partes) y ofrecer con ella una mejor solución a sus clientes.
Una concepción errónea aún extendida considera que la mediación sería una especie de acto de conciliación, tal como ha existido y sigue existiendo como fase previa en algunos de nuestros procesos. Un trámite que en la mayoría de los casos no es sino una formalidad dilatoria que nada resuelve. Otros muchos abogados menosprecian su potencial eficacia con el argumento de que ellos ya saben negociar, y que cuando van a los tribunales es porque la negociación no puede ser fructífera.
Estos errores provienen de un insuficiente conocimiento del procedimiento de la mediación y sus posibilidades. Es evidente que a ella se acude cuando la negociación tradicional, a dos bandas, no ha funcionado, bien al margen de los tribunales en la mediación privada, bien en conflictos ya judicializados, en la mediación derivada por el tribunal. El bloqueo a veces se produce por la involucración de fuertes sentimientos, por dificultades en la comunicación o por otros motivos. La mediación supone plantear esa negociación en un plano muy distinto, con la incorporación de un experto, el mediador, profesional dotado de una específica formación en ciertas habilidades psicológicas y diplomáticas, que toma una participación activa al influir en los flujos de comunicación y el impacto de los mismos, que ayuda en el descubrimiento de los intereses de las partes y en la búsqueda de vías para dar satisfacción equilibrada a los mismos. Los resultados hablan por sí solos.
En el campo civil, su campo potencial abarca el de cualquier conflicto que pueda llegar a resolverse por la negociación, por distantes que parezcan estar las posiciones de las partes en principio, y es especialmente eficaz en los conflictos en los que hay necesidad o un gran interés en conservar las relaciones de las partes, como los que indicamos supra, y en los que hay gran interés en mantener la confidencialidad sobre las circunstancias de un conflicto o incluso sobre su misma existencia.
Todo ello nos lleva a apostar por la Mediación, por su relevante papel para ayudar a superar el colapso judicial, y para que las partes en los conflictos encuentren soluciones más satisfactorias y aceptadas por todos ellos. Y por su potencial para ayudar a generar una sociedad más madura y menos conflictiva. De nuevo una crisis, en este caso de la Justicia, es también una oportunidad.
Si, como hemos visto, el desconocimiento ha sido el principal obstáculo a su desarrollo, ello va a ir resolviéndose progresivamente, con el probable impulso inicial de las empresas internacionalizadas que la han conocido fuera de España y ya la están demandando aquí, y de quienes la van conociendo. Pero también es importante en esta labor divulgativa ofrecer a la sociedad servicios profesionales de calidad, incluso en el marco de Instituciones o Centros de Mediación. Coordinados en su caso, aunque debidamente diferenciados, de las Instituciones arbitrales.

martes, 24 de enero de 2012

Familias en conflicto: cómo se produce la escalada de violencia y cómo frenarla

Familias en conflicto: cómo se produce la escalada de violencia y cómo frenarla

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Actualizado domingo 22/01/2012

"Imagina que tu corazón es como una diana. En tus manos no está tanto que tu hijo o tu hija deje de lanzarte flechas sino en hacer que tu diana se vuelva pequeña". Con esta imagen, Jesús Oliver, coordinador de la Fundación Atenea, trata de ayudar a los padres que son víctimas del maltrato de sus hijos a tomar conciencia de que, si logran dejar a un lado los sentimientos de impotencia y desesperación que les atrapan, y modifican sus formas de responder a los conflictos con sus hijos, van a poder encontrar una salida a su dramática situación.
Este cambio en la forma de reaccionar de los padres puede suponer desde la aplicación de nuevas pautas educativas o la forma de relacionarse con estos adolescentes hasta la denuncia para proteger la integridad física o los bienes de la familia cuando la espiral de la violencia ha llegado a casos extremos. "El daño surge en las relaciones y la solución está en las relaciones", ésa es la "herramienta" para reparar los lazos familiares. Así lo trasladaron el pasado 14 de diciembre, durante unas jornadas sobre 'La mediación para la prevención del conflicto' organizadas por la Unión de Asociaciones Familiares (UNAF), tanto el psicólogo Jesús Oliver, coordinador de la Fundación Atenea, Patricia Calatrava, trabajadora social de Castilla-La Mancha, y Gregorio Gullón, mediador de la UNAF.
En dichas jornadas se abordaron los patrones de conductas de los menores que agreden a sus padres, los patrones familiares y las pautas de intervención para tratar de frenar la violencia, reconstruir y fortalecer el vínculo afectivo.
"El daño surge en las relaciones y la solución está en las relaciones"
Los jóvenes violentos con sus padres suelen tener una identidad frágil, una baja autoestima, una baja tolerancia a la frustración y una elevada reactividad emocional. Algunos pueden tener actitudes sumisas fuera de casa, pero todos se muestran rebeldes y egoístas con sus familiares. Desde un punto de vista evolutivo, tienen dificultades para alcanzar los hitos evolutivos propios de la adolescencia, pues no han logrado desarrollar una identidad sólida, no han aprendido a controlar sus impulsos ni relacionarse de forma adecuada con su entorno, apunta Jesús Oliver, describiendo en líneas generales el perfil al que responden estos jóvenes.
"Tras los comportamientos agresivos de estos jóvenes, se esconden unas carencias y unas necesidades que hay que atender", explica Jesús Oliver. De una forma muy gráfica revela ante los asistentes aquellas carencias emocionales que sufren con más frecuencia los jóvenes que acuden a terapia: algunos son como los 'gallos de pelea', que buscan autoafirmarse y necesitan que les ayudemos a desarrollar una identidad sólida; otros son como los 'perritos que tienen una espina clavada', que muerden, pero necesitan que les curemos alguna herida familiar (separaciones traumáticas de sus padres, celos de algún hermano...); algunos son como 'montañas rusas emocionales', que explotan porque necesitan que les ayudemos a autocontrolarse; y otros son 'rebeldes sin causa', que sólo saben ir a la contra, pero que aún no han encontrado su propio rumbo.
Los problemas surgen cuando los "cambios bruscos" que se producen en la preadolescencia, de los 11 a los 14 años y que son normales (cambios a nivel sexual y psicológicos), van acompañados de "conductas no recomendables, que conllevan un riesgo real", explica Gullón, y que distan en mucho de la rebeldía lógica de un adolescente que busca diferenciarse en el camino hacia su madurez. "Las conductas problemáticas en adolescentes tienden a agruparse y la presencia de una puede pronosticar la aparición de otras". En ese momento "conviene actuar".
 

¿Y cuáles son esas conductas problemáticas?

Leves: el adolescente pone a prueba los límites, trasgrede normas.
Moderadas: consume regularmente tóxicos; promiscuidad sexual; bajo rendimiento escolar; amenazas insultos y estallidos de ira. Hay un enfrentamiento de todos contra todos y aparecen agentes externos: policía, juzgados...
Cómo suelen actuar los padres: intentan sin éxito controlar a su hijo a través de imposición de límites más estrictos, otros padres tiran la toalla. Se intensifica el problema.
Graves: Aparecen conductas disruptivas y peligrosas: huida de casa, problemas legales, robos en el domicilio familiar, violencia física, absentismo o abandono escolar. El joven no parece interesarse por las consecuencias de sus actos y asiste a terapia bajo presión. Los padres se sienten derrotados, distanciados de la familia extensa y amigos. Es probable que el hijo les inspire temor y hagan cualquier cosa por evitar los enfrentamientos. Los adolescentes tienen un menor autocontrol en el seno familiar porque saben que no va a pasar nada aunque traspasen los límites establecidos. Se establece una inversión jerárquica, los hijos tienen más poder que sus padres.

'Queremos padres responsables, no culpables'

"cuando se da el valiente paso de hacerlo visible es cuando empezamos a buscar una solución"
Éste es un drama familiar que se afronta en silencio, en la intimidad de un hogar devastado. La realidad indica que "las denuncias son ínfimas. Los padres no denuncian porque piensan que así están protegiendo a sus hijos, por no querer dar disgustos al resto de la familia, por miedo a la reacción de su hijo...", explica Gregorio Gullón. Sin embargo, subraya, "cuando se da el valiente paso de hacerlo visible es cuando empezamos a buscar una solución".
Y esos padres que buscan ayuda son padres rotos, embargados por la culpa, la frustración, la impotencia —"lo hemos probado todo"—, la injusticia —"es como si no fuésemos de su familia—; la tristeza —"no le importa nada ni nadie"—; el asombro —"cuando yo tenía su edad"—. La culpa hay que desmontarla, "queremos padres responsables, no culpables". En la intervención terapéutica que propusieron los tres ponentes se actúa sobre las "relaciones en las que se produce una conducta violenta", estudiando cómo influyen.
Para hacer un análisis exhaustivo de todas las variables que influyen en la aparición y el mantenimiento de las relaciones violentas de los hijos hacia sus padres, Patricia Calatrava y Jesús Oliver proponen utilizar el modelo eco-sistémico, que tiene en cuenta todos los sistemas que repercuten en el desarrollo de los individuos: los familiares, la escuela y el trabajo, los amigos, los medios de comunicación, la sociedad, la cultura...
En estas situaciones de conflicto extremo, el sistema familiar ocupa un lugar predominante a la hora de determinar la forma de actuar y de relacionarse de las personas que lo integran y sobre todo del adolescente, que está atravesando un momento crucial de su desarrollo evolutivo. Cada familia es "distinta, única e irrepetible": los miembros se relacionan de una manera concreta, tienen un nivel de poder y una posición determinada y una herencia generacional —se pueden repetir las pautas familiares o modificarse—". La experiencia en ese campo indica que hay dos tipos de relaciones familiares en los que la violencia irrumpe con frecuencia y lo explican Patricia Calatrava y Jesús Oliver con dos ejemplos clarificadores.
Cuando entre los padres y el adolescente hay una relación simétrica: el joven se ha posicionado a la misma altura que sus progenitores y ninguna de las partes enfrentadas quiere quedar por debajo. Se establece una lucha de poder que se perpetúa y agrava deteriorando la convivencia hasta unos niveles insostenibles de enfrentamiento, en los que se producen agresiones por ambas partes.
En estos enfrentamientos entre padres e hijos suelen darse pausas complementarias (se pide perdón y aparecen sentimientos de culpabilidad) y es en ese momento cuando se suele pedir ayuda profesional. En estas relaciones las secuelas psicológicas son menores y el pronóstico, la posibilidad de reconstruir el vínculo, es mayor.

Ejemplo: César (nombre ficticio) tiene 15 años y es el menor de dos hermanos. Sus progenitores están separados y el padre tiene dos hijos con su nueva pareja. La madre, que es con quien convive César, pide ayuda porque los conflictos con su hijo se han intensificado: se producen robos en el hogar, amenazas graves ("te voy a poner las gafas como lentillas"). El hijo piensa que su madre es una "egoísta, que sólo piensa en ella y no está dispuesto a hacer lo que ella diga". Ella quiere recuperar el control y "no le deja salirse con la suya". Las tensiones entre los progenitores tampoco ayudan: ella no encuentra apoyo en su ex marido para afrontar el conflicto y ve en su hijo un reflejo de él: "Eres como tu padre". El progenitor lo resuelve diciéndole a los chicos que su madre "siempre ha sido una histérica".
El ciclo de la violencia ya está instaurado: la rebeldía y violencia de César derivan en un mayor autoritarismo, control, distancia y violencia por parte de su madre y este comportamiento genera una mayor rebeldía, violencia por parte del adolescente. Es el patrón de conducta repetitiva que hay que romper. La madre se encontraba atrapada por los mensajes que había incorporado de su familia de origen: pensaba que la autoridad debían tenerla los padres y se sentía incapaz, como mujer, de ejercerla. Establecía una distancia emocional con su hijo porque tenía interiorizado que los hijos no podían discutir con sus padres. Se consiguió romper esa escalada de violencia, que hubiese una reparación, que se establecieran límites claros y que César asumiera las consecuencias que su madre le ponía a sus comportamientos.

Cuando entre los padres y el adolescente hay una relación complementaria. Suele ser una violencia íntima, secreta, que se queda en el ámbito familiar. En este tipo de relaciones no hay pausas complementarias y la tensión es permanente. El adolescente tiene todo el poder, se ha convertido en un tirano, y los padres tienen muy poco poder o ninguno. Las secuelas psicológicas que deja este tipo de violencia intrafamiliar son profundas y su pronóstico es peor que el de las relaciones simétricas.

Ejemplo: Nacho (nombre ficticio), un chico de 18 años, tiene una conducta muy violenta con sus padres. Les agrede verbal y físicamente. Los padres acuden al servicio de orientación familiar pero él se niega "¿Por qué voy a cambiar si lo tengo todo?". Ni estudia, ni trabaja. Pasa mucho tiempo 'enganchado' a Internet, desvela datos personales de sus padres a través de la Red y compra de forma compulsiva. La madre teme a Nacho; se comporta de forma tierna con él, "a ver si con cariño cambia", le brinda todos los cuidados y pide al padre que mantengan en secreto su comportamiento violento y el hecho de que no trabaja (se inventan que trabaja en un supermercado).
El padre no para de sermonear a Nacho, le envía a escondidas currículum para que encuentre trabajo. Sigue dándole paga y abonándole Internet. Nacho tiene un comportamiento tiránico y agresivo y los padres le sobreprotegen, por sus sentimiento de impotencia y miedo, lo que perpetuaba el poder que tenía. Ellos estaban marcados por las pautas de comportamiento trasmitidas por sus propios progenitores: las familias debían evitar los conflictos y los padres debían darlo todo a los hijos. Lo primero que tienen que hacer es buscar ayuda para protegerse acudiendo a los servicios sociales o a la policía, recibir terapia y recuperar su red social. Por último, han de modificar sus patrones sobreprotectores o ausentes por patrones en los que pongan consecuencias a sus hijos.

Cómo frenar la escalada de violencia

Las familias que viven inmersas en estas situaciones de violencia quedan atrapadas "en conductas repetitivas", que no ayudan a romper ese patrón de comportamiento o que, incluso, lo agravan. Los padres se centran en erradicar el problema (ataques de ira, consumo de sustancias tóxicas, falta de respeto a las normas...) y se deteriora aún más la relación. El desarrollo evolutivo del adolescente "queda interrumpido", se siente "más aislado e incomprendido y la conducta problemática" se intensifica. Oliver trata de hacer ver a las familias que hay que detenerse y reflexionar sobre lo que está pasando: "Los padres siempre hacen lo que creen que es mejor para sus hijos, pero si los problemas se perpetúan, es muy importante que intenten hace algo diferente".
Éstas son algunas de las pautas que se dan a los padres para salir de una espiral de violencia.
-Desmontar la culpa. Sólo paraliza.
-Cada parte tiene que cambiar algo y hacerlo de forma unilateral, sin pretender que el otro modifique antes su conducta.
-Promover el diálogo. Escuchar no significa estar de acuerdo y no se requiere una respuesta inmediata. Hay que evitar los dobles mensajes del tipo "sincérate conmigo, pero no me digas nada que no quiera escuchar". No centrar siempre el diálogo en el asunto conflictivo, tratar de hablar con ellos de otros temas.
- Aprender a controlar la ira y posponer la discusión.
-Pensar que cada persona puede cambiar en algo para superar el conflicto. -No tratar de controlar al adolescente. Hacer preguntas en lugar de dar órdenes. No sermonear. Aceptar las decisiones que tomen nuestros hijos y dejar que asuman sus consecuencias.
-Los límites deben ser claros, no difusos ni rígidos porque no facilitan el vínculo y razonables, que permitan al adolecente manejarse en el futuro. Las expectativas han de ser congruentes.
-Focalizar en lo positivo. Reforzar los puntos fuertes del adolescente. -Cuidarse el que cuida. Los padres deben recuperar su vida social y de pareja acudir a terapias o a asociaciones como AFASC
-Es conveniente que los padres, estén o no separados, hagan equipo.
-En caso de agresiones físicas, protegerse. Advertir a sus hijos que en cuanto vean en peligro sus bienes o su integridad física lo pondrán en conocimiento de la Policía. Hay que restaurar el orden en el hogar y restituir el poder a los padres. Éstos no deben tratar de controlar a su hijo sino centrarse en sus propias necesidades para recuperar el control de sus vidas. Sólo entonces se puede empezar a reconstruir las relaciones familiares.

La policía de Vila-real será referente en mediación

La policía de Vila-real será referente en mediación

 24/01/2012
La Unidad de Mediación Policial de Vila-real, que aúna a un equipo de 15 agentes coordinados por la inspectora Rosana Gallardo, ha resuelto positivamente el 90% de los conflictos del pasado 2011 con mediación comunitaria, rural y de convivencia en el aula.
Unas cifras que se darán a conocer el próximo marzo en el II Congreso Nacional de Mediación Policial Mediación: otra forma de hacerpolicía para el que esperan la asistencia de 400 personas y la participación de expertos de toda España.
Por su parte, el alcalde vila-realense, José Benlloch, manifestó que este encuentro “vuelve a situar a nuestra Policía Local como referencia en la resolución de conflictos”.

"Cuando hay tensión en pareja es difícil hablar"

"Cuando hay tensión en pareja es difícil hablar"

Pamplona, Ana Ibarra - Lunes, 23 de Enero de 2012 -
Trino y Edurne son una pareja atípica de las que han pasado por el servicio de Mediación Familiar del Gobierno de Navarra. O quizás no tanto. A los 50 y con hijos mayores las crisis entre parejas son bastante habituales... Lo que cambia es el desenlace, en este caso en positivo, ya que el proceso de mediación salvó sin quererlo su relación tras un largo proceso de reflexión. Acudieron al servicio para ultimar un acuerdo de separación y han terminado juntos de nuevo. Se casaron con 25 y 26 años respectivamente. Edurne se quedó con 28 años embarazada de dos mellizos que hoy tienen 22 años y estudian sus carreras universitarias en Galicia y Huesca. Vamos, volaron del nido.
Trino estudió guitarra en Pablo Sarasate, trabaja en una empresa por la mañana y da clases por la tarde. Ella dejó de trabajar para atender a la familia, luego se ocupó en algún trabajo doméstico mientras las cosas fueron bien, ahora es la que no tiene empleo. Hace quince años el deterioro en la relación se hizo más palpable. Una serie de situaciones familiares pospusieron la decisión final (la muerte de la madre de Edurne, la del padre de Trino...). "Hay muchas parejas en nuestra edad que se quedan frenadas ante una crisis, ven que dar un paso adelante puede ser arriesgado pero no por falta de ganas... La rutina hace que caigas en unos hábitos. La pasión, la química, la ilusión decae y entras en una especie de monotonía", afirma. Aún reconociendo que las cosas no iban bien, Edurne sufría por una posible ruptura, Trino veía entonces más carencias... Esperaron a que los niños cumplieran los 18 años porque veían más conveniente que fueran mayores. Cuando ya estaban decididos y veían que "era el momento" les aconsejaron acudir al servicio de Mediación llevando el máximo número de asuntos acordados.
"Fue una sorpresa porque creíamos que la mediación era una forma de orientación y, en realidad, descubrimos que no era así. Fuimos nosotros los que decidimos los puntos de acuerdo después de saber escucharnos. Otra ventaja fue saber que teníamos total libertad para recoger en un convenio las condiciones que fijaran ambas partes cuando piensas que todo está regulado por ley...". Cuando hay tensión en una pareja es difícil hablar. Todo se convierte en reproches, en callarse, en situaciones de falta de respeto... "Tener a una tercera persona enfrente te obliga a tener una conversación más constructiva y respetuosa", subraya Trino. Otro logro del proceso de mediación fue lograr un cambio de chip para sacar lo positivo del otro, ponderar lo que funciona frente a lo que no, los logros conseguidos en la historia de la relación, la situación de los hijos y saber que "no merece la pena discutir", admite Edurne.
La economía es otra clave importante que se tiene en cuenta a la hora de tomar una decisión de este tipo. "Hay una dependencia económica que puede tirar más que la sentimental y, en ese sentido, yo también sufría porque ella era la parte más débil", opina Trino. En su caso, se veían obligados a vender la vivienda que, de hecho, estuvo seis meses en venta entre todos los números que se pusieron sobre el papel. Al final, salió un comprador que estaba decidido a ocuparla. Durante esos meses fue principalmente ella la que empezó a revisar la relación a fondo. "Cada vez que veía el cartel se me caía el alma a los pies, no estaba convencida de romper con todo y, además, le quería. En el fondo albergaba la esperanza de mantener la relación", reconoce. Dispuesta a luchar por la relación acudió a talleres de autoconocimiento para "mejorar el autocontrol ante situaciones difíciles, a dominar el carácter y compartir experiencias con otras personas..". Él también quiso dar una nueva oportunidad a la relación y a ellos también para hacer más cosas (Edurne quiere especializarse en su fuerte, la cocina elaborada). Los sentimientos de ambos se descubrieron más sólidos. De modo que llegó el comprador de la casa y le dijeron que no la vendían.
Ahora es tiempo de explorar un nuevo camino sabiendo, como dicen, que la pareja no es la panacea de todo y que hay que vivir el presente en una etapa de vida, la segunda parte por decirlo de algún modo, que corre más deprisa. Después de este proceso se dan cuenta de que muchas rupturas son resultado de la precipitación y que es necesario, reiteran, un tiempo de "debate sosegado y queriendo lo más justo para la otra persona cuando se le quiere". "Muchas veces cuando se recurre a un abogado se busca una solución rápida para pagar menos, y se dejan las cosas mal atadas", apostillan.

600 parejas buscaron ayuda profesional gratuita en 2011 para resolver sus conflictos

600 parejas buscaron ayuda profesional gratuita en 2011 para resolver sus conflictos


Fermín Luquin, Marta Rada, Úrsula Sagüés, Uxue Archanco y Nuria Valentín, de Orientación. Falta Fernando Villanueva.

Pamplona. 23 de enero 2012
  La falta de límites y normas en la educación de hijos adolescentes, las crisis de la propia pareja y las dificultades durante un proceso de separación son los problemas más habituales de las parejas que acuden a terapias de orientación familiar. Desde el matrimonio o el libre compromiso, con y sin hijos, buscan cada vez más ayuda profesional para resolver sus problemas, también aquellas que plantean separarse. Hasta 421 casos de orientación o terapia y 191 solicitudes de mediación familiar fueron atendidos en 2011 en los servicios de Mediación y Orientación Familiar del Gobierno de Navarra. Desde su sede en la Avenida Sancho el Fuerte, 25, ofrecen atención gratuita y abierta a toda la ciudadanía que incluye formación familiar (mediante talleres), orientación (asesoramiento presencial y telefónico a familias y profesionales); servicios de mediación familiar (son los propios usuarios los que deciden su modelo de acuerdo, en definitiva, cómo será su vida tras la separación); y terapia familiar.
Existen dos vías de acceso: por un lado, desde la Sección de Familias del Gobierno foral, y, por otro, todas las entidades que derivan casos (servicios sociales de base y unidades de barrio, centros de salud, centros de atención a la mujer…). En este caso, el profesional de referencia envía la solicitud a la Sección de Familias, cuyo equipo técnico -jefa y trabajadora social- realiza una valoración mediante una entrevista con la familia. En 2009 se adjudicó, de manera conjunta, la gestión de estos servicios a la Sociedad Cooperativa Kamira con un equipo de once personas más administrativa para atender ambos servicios, aunque vienen trabajando desde 2005.
orientación Los servicios de Orientación van dirigidos a familias con hijos menores de 18 años. Así, acuden padres y madres con problemas en el ejercicio de roles parentales con hijos menores de doce años: fracaso escolar, falta de límites y normas, acoso escolar, riesgo de fugas… Buscan también apoyo familias con hijos adolescentes que sufren conflictos derivados de la falta de límites, acoso escolar, dificultad de adaptación al ciclo vital de la adolescencia… Asimismo, son frecuentes las crisis de pareja ante el nacimiento del primer hijo, otras crisis personales, incompatibilidad de caracteres, problemas de conciliación… Llegan a su vez personas con dificultades familiares en procesos de separación (apoyo emocional y orientación, problemas para llegar a acuerdos…) o con dificultades familiares relacionadas con la muerte o enfermedad en uno o varios de sus miembros. Otro colectivo lo integran familias inmigrantes derivadas de la reagrupación familiar. Finalmente, se atienden los conflictos intergeneracionales y conflictos entre hermanos. Los recursos que ofrece son: asesoramiento a nivel preventivo (de una a tres sesiones para potenciar capacidades básicas del sistema familiar) y terapia familiar, que incluye desde seis meses hasta los dos años, en casos excepcionales. En 2010 fueron atendidas 387 familias y 1.435 personas en una línea creciente. De hecho, en 2011 se vieron 421 casos, de los que el 61,75% son nuevos, y están abiertos un 43% de los expedientes.
mediación familiar Por otro lado, el servicio de Mediación Familiar va dirigido a familias que viven situaciones conflictivas: parejas que han decidido separarse, que están tramitando su separación o divorcio y que son derivadas desde órganos judiciales, y aquellas que han resuelto legalmente su separación pero es necesario volver a regularla. Se abordan también conflictos familiares entre hermanos y entre padres e hijos, tales como conflictos relacionados con ancianos (cuidados, internamientos…), y con menores y jóvenes (acogimientos, adopciones). El número de solicitudes crece notablemente. En 2011 se atendieron 191 nuevas más 34 que pasaron de 2010. En 2010 se concluyeron el 68% de los casos y el 83% terminó con acuerdos firmados, si bien lo importante es "la mejora en la comunicación y las pautas a la hora de llevar a cabo una ruptura". En perfiles, el 77% de los usuarios son de nacionalidad española y, entre la extranjera, hay más mujeres. El mayor tramo de edad va de 36 a 45 años. En las mujeres le sigue de 26 a 35, y en población masculina los mayores de 46. El 45% de usuarios tienen dos hijos, seguidas por parejas sin hijos. El nivel de estudios mayoritario es medio, y las mujeres muestran un nivel superior.

lunes, 23 de enero de 2012

Johan Galtung: Los tres componentes del conflicto.

Johan Galtung: Los tres componentes del conflicto

 El politólogo noruego Johan Galtung, fundador de los estudios sobre la paz y conflictos sociales, visitó la ciudad de Monterrey para impartir una conferencia magistral y un taller con organizaciones de la sociedad civil que trabajan la cultura de paz.

Durante el taller sobre conflicto, Johan Galtung compartió varios puntos importantes de su trabajo. En este caso explica cuáles son los tres componentes del conflicto

VIII Congreso del Foro Mundial de Mediación

Estimados amigos , en octubre, días 18-19-20 y 21, se realizará la VIII Conferencia del Foro Mundial de Mediación en Valencia, España.
Están abiertas las inscripciones y la recepción de trabajos.
Será una excelente oportunidad para encontrarnos e intercambiar experiencias disfrutando del congreso. Para más información:
Página web de la VIII Conferencia del WMF http://www.worldmediationforum.com/
 

sábado, 21 de enero de 2012

La ciudad de Torrelavega acoge varias actividades con motivo del Día de la Mediación

La ciudad acoge varias actividades con motivo del Día de la Mediación

20.01.12 - Diario Montañes.
La Asociación de Mediadores de Cantabria (Amecan) ha programado varias actividades en Torrelavega con motivo del Día de la Mediación, que se celebra mañana, sábado. El objetivo principal de las jornadas es apoyar el desarrollo de la mediación y difundir esta figura como una herramienta de resolución de conflictos «de forma pacífica». En Torrelavega, los profesionales de Amecan trabajan en dos áreas, en la Oficina Municipal de Mediación y en la Oficina de Mediación Hipotecaria, con lo que este servicio social está «plenamente asentado» en la ciudad.
Entre las actividades previstas, un equipo de Amecan en Torrelavega estará hoy, viernes, de 10.00 a 14.00 horas, en la Plaza Baldomero Iglesias para ofrecer información directa a los ciudadanos. El 25 de enero se celebrará la Mesa redonda en la Universidad de Cantabria (UC) 'Los nuevos retos de la Mediación en Cantabria', con el fin de intercambiar conocimientos y experiencias entre expertos.

III Congreso Andaluz de Mediación, Sevilla

III Congreso Andaluz de Mediación, Sevilla

Los próximos 26, 27 y 28 de marzo se celebra, en la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, el
III Congreso Andaluz de Mediación.
El Congreso pretende ofrecer un espacio de debate y análisis científico y profesional, que permita compartir a los profesionales de la Mediación las experiencias en este ámbito. Sensibilizar a la sociedad andaluza de la necesidad de este procedimiento de atención a los distintos sectores en conflicto y poder conseguir que se pueda hablar en un futuro de la cultura del acuerdo, abandonando la mentalidad del litigio y la confrontación. Al mismo tiempo, debatir la problemática objeto de la Mediación en distintos ejes transversales. Y en definitiva desde la “escuela” seguir formando en mediación a profesionales y futuros mediadores y mediadoras.

viernes, 20 de enero de 2012

Hay que usar la mediación en el divorcio para que todos ganen

Hay que usar la mediación en el divorcio para que todos ganen


Muchas veces las personas implicadas en un caso de divorcio esperan que cuando el juez dicte sentencia todo se acabe, sin embargo en infinidad de ocasiones “cuando se dicta la sentencia puede ser que todo empiece”, afirmó el Viceconsejero de Justicia del Gobierno de Canarias, Sr. D. Pedro Joaquín Herrera Puentes en una de sus intervenciones en la Feria del Divorcio. Son las ocasiones en las que al conocer la sentencia la tensión emocional aumenta en vez de disminuir. Y es que la sentencia en sí no resuelve un problema que no solo tiene carácter jurídico sino personal, emocional, familiar y social. Además, el procedimiento judicial no ofrece a las partes implicadas el espacio para expresar lo que traen, lo que piensan y sienten. Según palabras del propio Sr. Herrera, el procedimiento judicial “está muy encorsetado, no hay mucha libertad de actuación en el mismo”. La sensación con la que se quedan las partes en ese contexto es de decepción por no poder expresarse y frustración porque la sentencia no refleja lo que buscan o esperan.
El Viceconsejero propone que la solución para pasar de la cultura del conflicto a la de las soluciones es dar el paso para llegar a un “divorcio civilizado”, en el que la clave consiste en que todas las partes se escuchen, hablen, razonen. Y una herramienta para llegar a este tipo de comunicación es la mediación, que se potencia en el ámbito del juzgado a través del Servicio de Mediación Intrajudicial del Gobierno de Canarias. Este servicio es voluntario y gratuito, está disposición de todos los ciudadanos y ofrece una vía para poder solucionar conflictos.

Ahorrar dinero con la mediación

MEDIACIÓN

El proceso de divorcio puede ser un  asunto costoso. En épocas de incertidumbre económica como la actual, es aún más crucial encontrar maneras de ayudar a reducir la carga del divorcio, tanto la emocional como la económica. Las parejas necesitan cuidar su dinero para empezar una nueva etapa, ya que además de los gastos propios del cambio, cuesta más vivir solo/a, con o sin hijos. Bari Zell Weinberger, abogada norteamericana, aconseja en un reciente artículo para el Huffington Post utilizar la mediación en lugar de pasar por un proceso contencioso , que termine en la sala del tribunal. La mediación siempre ha tenido sentido para muchas parejas, y es aún más atractiva en la difícil economía actual. La manera en la que se lleve el caso tiene consecuencias económicas directas. De este modo, un proceso contencioso que puede durar incluso años suma un largo listado de honorarios de profesionales, que en muchos casos puede ser evitable. La abogada propone en su lugar ahorrarse ese dinero y emplearlo en los hijos o en crear un nuevo hogar  para la nueva etapa de vida.
Weinberger  señala que el divorcio contencioso por lo general no solo cuesta dinero, sino que también consumen tiempo adicional y provoca estrés. Cuando el divorcio se convierte en una batalla, se puede terminar haciendo y diciendo cosas que pueden causar daños irreversibles en las relaciones con el cónyuge y los hijos. El cónyuge en consecuencia podría albergar un gran resentimiento y sacarlo de varias maneras después de haber cerrado el divorcio. Teniendo niños pequeños, ambos progenitores estarán forzosamente vinculados entre sí por algún tiempo y la abogada apunta que si la relación con el/la ex está muy tensa, tendrá un impacto negativo sobre los hijos, y sobre la relación con ellos.
Aunque el proceso de mediación a menudo puede ser mal interpretado, también puede ser una alternativa altamente viable a la batalla contenciosa. No sólo es eficiente y rentable, sino que también ayuda a preservar las relaciones. Weinberger explica que durante la mediación, el mediador facilitará los debates y las negociaciones entre las partes para que, juntos, se pueda llegar a un acuerdo mutuamente beneficioso. Un buen mediador sabrá transformar emociones negativas y enseñar a las parejas a superar los obstáculos. Esto permite que las partes puedan discutir problemas, preocupaciones y objetivos de una manera no contenciosa. La mediación en el ámbito del divorcio ayuda a fomentar la compasión y la comprensión hacia los puntos de vista de la otra parte. Como resultado, pueden surgir soluciones más creativas y amistosas que se adapte a las necesidades particulares. A diferencia de estar en una sala del tribunal donde el juez tome decisiones por la pareja, el mediador deja que las decisiones sean tomadas por las partes. Cuando se toman decisiones de forma conjunta, las parejas están más en control de su propio destino, y son más propensos a cumplir lo que han pactado. Al integrar la mediación en el divorcio, el proceso no sólo fomenta negociaciones razonables, sino que también crea una base para la cooperación y la confianza entre las dos partes; creando una situación “win-win” en la que todas las partes, adultos y niños, salen ganado.
Bari Zell Weinberger sido abogada de la familia y mediadora durante 12 años y ha sido testigo y ha escrito acerca de cómo la mediación en el ámbito del divorcio contribuye a ayudar a las parejas y familias a preservar sus relaciones y fortalecer su capacidad de co-parentalidad. Además, las parejas también se han ahorrado dinero y lo han podido dedicar a comenzar una nueva vida. Por ello concluye que en la situación económica actual, la mediación tiene más sentido que nunca y anima a los lectores  a informarse más acerca de esta técnica alternativa de resolución de conflictos.

Nueva ley de mediación en Alemania

Nueva ley de mediación en Alemania




Desde Alemania nos llega la información de que el Bundestag aprobó un proyecto de ley por el que gobierno federal se compromete a promover la mediación. Los especialistas esperan que mediante la introducción de disposiciones legales se logre incrementar el nivel de conciencia de la mediación, así como una creciente aceptación pública de esta forma de resolución alternativa de conflictos.
La mediación es un procedimiento voluntario de resolución extrajudicial de conflictos. En ella una tercera parte neutral – el mediador – apoya a los participantes en desarrollar una solución de manera responsable. A diferencia de los procedimientos judiciales el resultado de la mediación está en las manos de las partes involucradas.
La mediación se utiliza en Alemania desde finales de los 80 y está presente en diversas áreas de la sociedad, especialmente en casos de separación y divorcio y de familias reconstituidas o del mismo sexo, opero también en el ámbito escolar, vecinal y empresarial.
Según se afirma en el portal alemán Anwalt.de, que anuncia la noticia, las ventajas de la mediación se encuentran principalmente en la durabilidad de la solución, ya que los acuerdos se pueden lograr con el beneficio de ambas partes, buscando la cooperación en vez de la confrontación. La comunicación, que a menudo no es posible debido al conflicto existente entre las partes, se promueve a través del proceso de mediación, gracias a la cual puede proporcionársele a las personas la capacidad de resolver conflictos por sí mismas en el futuro. Además, un proceso de mediación ahorra tiempo y dinero en general, debido a que la prolongación del litigio puede ser evitada.

jueves, 19 de enero de 2012

La Diputación de Málaga impulsa una campaña para resolver conflictos entre empresas y consumidores de forma ágil y gratuita

El organismo pone a disposición de los consumidores un teléfono de atención para la defensa de los derechos de los ciudadanos en su relación con la administración provincial
12.01.12 - 20:25 -
La vicepresidenta tercera de la Diputación de Málaga , Ana Mata, ha presentado este jueves, junto al concejal de Consumo de Fuengirola, Pedro Vega, la campaña 'Sistema Arbitral de Consumo. Ahorra tiempo y dinero', que tiene como objetivo resolver los conflictos entre consumidores y empresas "de manera ágil y gratuita".
Así, ha señalado que pretende dar a conocer a los vecinos la mediación, arbitraje y conciliación como un medio rápido y eficaz para la resolución de problemas que se puedan dar entre el empresario y el consumidor.
Vega ha manifestado, por su parte, que es un servicio que la institución pone a disposición de todos los ciudadanos, sin coste alguno, y que permite la resolución de conflictos "sin la necesidad de acudir a los tribunales de justicia".
Cualquier usuario que reclame a una empresa que esté adherida a este sistema de intermediación verá cómo su expediente se envía a la Junta Arbitral de Consumo de Málaga para su tramitación y dictamen de resolución, que deberán aceptar ambas partes.
Según ha informado la Diputación, Fuengirola es uno de los municipios de la Costa del Sol "donde mejor funciona la oficina de Atención al Consumidor y la que mejor tramita los expedientes que se envían a la institución provincial", ha indicado Mata.
Asesoramiento
Ha recordado, además, que el organismo pone a disposición de los consumidores el teléfono 900 770 001, de atención ciudadana, que tiene entre sus funciones el asesoramiento, información y defensa de los derechos de los ciudadanos en su relación con la administración provincial.
Los conflictos susceptibles de ser objeto de arbitraje son aquellos surgidos entre consumidores y empresarios que versen sobre materias en las que no existan indicios de delitos, intoxicación, lesión o muerte. El tiempo medio de resolución de un conflicto se estipula entre nueve y 10 meses.
Las personas interesadas en recibir más información sobre este servicio pueden acudir a la oficina municipal de Atención al Consumidor del Ayuntamiento de Fuengirola, ubicada en la segunda planta del consistorio, y cuyo horario es de lunes a viernes de 9 a 14 horas.

martes, 17 de enero de 2012

Primera revista universitaria sobre gestión de conflictos
Portada De La Nueva Revista 'Mediatio'
Foto: EP/UPO
SEVILLA, 15 Dic. (EUROPA PRESS) -

'Mediatio', dirigida por Javier Alés Sioli, profesor de Derecho Administrativo de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y director de la Escuela Sevillana de Mediación, es la primera revista universitaria sobre gestión de conflictos que ya tiene disponible el número 0 para descargar de forma gratuita en www.upo.es/mediacion/mediatio.
La nueva publicación, que tendrá una periodicidad trimestral, nace con el objetivo de crear una línea de investigación científica y profesional que sirva de apoyo al desarrollo de la mediación en el campo de la gestión extrajudicial de conflictos. Asimismo, según detalla la Olavide en una nota, pretende atender a la difusión y profesionalización de la actividad mediadora y convertirse en referente en el panorama nacional e internacional para investigadores y profesionales de la mediación.
Con este fin nace un equipo, formado por la dirección, el consejo de redacción y editorial y el consejo asesor y científico, que quiere proyectar a la comunidad universitaria y científica monográficos relacionados con cualquiera de los pilares básicos sobre los que se construye la Teoría de la Mediación y de la Conflictividad.
El equipo de dirección de la revista lo conforma Javier Alés como director; Juan Diego Mata, profesor del curso de especialista universitario en Mediación de la UPO, como subdirector; y María Mercedes Rodríguez como webmaster. Además, contará con profesionales de todo el mundo incluyendo a miembros de América o Europa en el Consejo Asesor de la revista. Por su parte, instituciones como la UPO, la Fundación Cereco, la Escuela Sevilla de Mediación o la entidad Razón y Equidad secundarán y garantizarán el trabajo de producción de la revista.
Javier Alés Sioli es profesor de Derecho administrativo del departamento de Derecho Público de la Olavide y director de los títulos de Máster y Especialista en Mediación Familiar, Educativa y Comunitaria de esta misma universidad. Asimismo, es director de la Escuela Sevillana de Mediación, presidente de la Asociación Andaluza de Mediación Familiar AMEFA y director en España de la Fundación Cereco Embajada de Paz Argentina. Tiene numerosos artículos y libros publicados sobre mediación familiar y derecho público y privado, entre los más recientes destaca la Guía Práctica sobre 'Mediación' y el libro 'La Magia de la Mediación', en coautoría con Juan Diego Mata
Peticiones de mediación familiar intrajudicial se duplican en un año



Para agilizar la resolución de los asuntos de familia y aliviar la carga de trabajo de estos juzgados, desjudicializando aquellos procedimientos en los que sea posible, la Xunta, la Fiscalía y los Colegios de Abogados y Psicólogos de Galicia pusieron en marcha en el año 2009 en Santiago el primer servicio de mediación familiar de la comunidad. Tras un balance de tres años se aprecia que la aceptación de este recurso para la resolución pacífica de conflictos se ha incrementado, llegando a duplicarse en el último año el número de familias que aceptan ponerse en manos de un equipo de mediación, de 21 en 2010 a 40 en 2011, de acuerdo con el diario La Opinión Coruña.
Según datos de las Consellerías de Presidencia y Traballo e Benestar, en el primer semestre de 2011 los jueces derivaron a la mediación 81 procedimientos de familia (62 en Santiago y 19 en Ourense), cifra que también duplica a la del primer semestre de 2010, cuando se derivaron 38 asuntos.
De los 81 casos en los se propuso la mediación familiar como opción alternativa a la tramitación judicial, la mitad (40) resultó en una mediación, de las cuales 13 acabaron en acuerdo sin necesidad de llegar a juicio y 9 acabaron en fracaso. En cuanto a los 18 procedimientos restantes, todavía siguen en tramitación. Aunque de momento solo la tercera parte de las mediaciones iniciadas en el primer semestre de 2011 acabaron en acuerdo, desde la Consellería de Presidencia esperan igualar el porcentaje de éxito de los dos años anteriores, en los que se logró resolver de forma amistosa más de la mitad de los casos. Estas cifras sitúan a Galicia como la comunidad en la que más acuerdos se logran en el ámbito de familia, en comparación con la media nacional, que se situó el año pasado en un 30% de acuerdos.
Según se recoge en el diarios coruñés, la Xunta defiende también la mediación familiar como garantía de una solución rápida en conflictos “que no pueden esperar por una sentencia”, sobre todo, si hay menores de por medio. Lo habitual, de hecho, es que abogado y psicólogo logren poner de acuerdo a las partes en menos de un mes y la resolución nunca tarda, en todo caso, más de lo que duraría si siguiese el procedimiento judicial ordinario.
Con respecto al desarrollo y expansión del servicio de mediación intrajudicial en Galicia, el calendario que manejaban la Xunta y la Fiscalía para extenderla al resto de la comunidad no se ha cumplido y en estos momentos, tan solo Santiago y Ourense ofrecen este servicio. La idea inicial del Ejecutivo gallego era implantar la mediación familiar progresivamente a las siete ciudades. En julio de 2010, la conselleira de Traballo, Beatriz Mato, anunció la firma de un convenio similar al de Santiago para abrir una oficina de mediación en un juzgado de A Coruña, pero año y medio después las negociaciones para poner en marcha este servicio en la ciudad siguen estancadas. Fuentes de Presidencia atribuyen el bloqueo del proyecto a “discrepancias” entre la Xunta y el Colegio de Abogados coruñés sobre la “orientación” del servicio. No obstante, aseguran que no renuncian al objetivo de que A Coruña se convierta en la tercera ciudad en ofrecer mediación a las familias en litigio e insisten en que su “intención es extender esta medida lo máximo posible, siguiendo el ejemplo de Santiago”.
A Coruña, sin embargo, no ha sido la primera ciudad en la que se estancan las negociaciones entre la Xunta y los letrados, una pata fundamental ya que los equipos de mediadores se componen precisamente de abogados y psicólogos. En el caso de Vigo, en cuyos juzgados de Familia se propuso implantar en 2010 la mediación intrajudicial, la negativa del Colegio de Abogados a colaborar en el proyecto impidió que cuajase y ni siquiera ahora, cuando se acaba de sumar a la petición el juez decano de la ciudad, parecen dispuestos a cambiar de postura. El decano de los letrados vigueses, Alfonso Álvarez, reconoce que no comparte esa “veneración” por un servicio que, dice, se convertiría en un “obstáculo” más para el trabajo judicial y retrasaría los procedimientos en marcha.
Con o sin el beneplácito de los abogados, la Xunta está decidida a apostar por los acuerdos entre las familias. Y es que en Galicia también funciona otro servicio de mediación, en este caso extrajudicial y dependiente de la Consellería de Traballo. En 2009, su primer año operativo, este equipo recibió 19 solicitudes de las que 14 acabaron en acuerdo y el año pasado de 17 peticiones, 11 tuvieron éxito. En el primer semestre de 2011 Traballo recibió 9 solicitudes: dos con acuerdo y el resto, todavía en tramitación.
Estudio denuncia banalización de los efectos del divorcio en los menores


Una encuesta europea revela el daño causado a la primera generación víctima de las rupturas conyugales y denuncia que expresar que los niños y niñas sufren enormemente como consecuencia del divorcio se ha convertido en algo casi tabú.
En el estudio realizado por la ONG francesa Union des Families en Europe le preguntaron a 1137 personas de entre 18 y 56 años que cómo habían afrontado el divorcio de sus progenitores, a lo que una aplastante mayoría del 88% de ellos contestó que el divorcio había tenido efectos a largo plazo sobre su personalidad. Algunos declararon que habían desarrollado miedo a ser abandonados, otros que carecían de confianza y otros que habían sufrido estados depresivos. De acuerdo con el diario Le Figaro, entre las respuestas típicas se encuentran “Cargo con un opresivo sentimiento de culpabilidad” y “Tengo miedo de perderlo todo de un día para otro.”. En contraposición a esta vivencia, otros encontraron aspectos positivos en la situación, como “Ahora puedo adaptarme a cualquier situación nueva “y” me ayudó a madurar como persona con mayor rapidez. ”
El portavoz de la asociación, Dominique Marcilhacy, opina que decir que los niños y niñas sufren enormemente la ruptura de la relación de sus padres se ha convertido casi en tabú y alerta del peligro del mito del “divorcio feliz”, que banaliza los efectos de la ruptura en los menores partiendo del hecho de que sus progenitores hayan logrado un divorcio de mutuo acuerdo y que les vaya bien. Y es que, en su opinión, el que los padres lleven medianamente bien el divorcio no quiere decir que los hijos no lo sufran, y acusa a los padres y a la sociedad de no prestarle más atención a dichas consecuencias, con el objetivo de evitar el sentimiento de culpa.
Entre los datos relevantes de la encuesta en Infobae.com se encuentra que el 48% de los encuestados afirmó que el divorcio de sus padres había tenido un efecto en sus propias relaciones sentimentales; que el 41% de ellos afirma haber entrado prematuramente en la vida laboral con la consiguiente ansiedad e inestabilidad; que el 40% de los encuestados no ha mantenido un lazo regular con el cónyuge que no tuvo la guarda, generalmente el padre; y que el 56% de ellos se han sentido desmotivados en los estudios y han tenido consecuencias en el ámbito académico.